Viaje al desierto desde el centro social de Boiro

Adriana Baamonde RIBEIRA/LA VOZ.

BARBANZA

La asociación Agareso muestra la estancia en Galicia de dos saharauis en el programa «Vacaciones en Paz»

17 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El centro social de Boiro es el escenario de una exposición de fotografía que la asociación de reporteros gallegos solidarios Agareso ha hecho sobre el viaje de dos pequeños a Sanxenxo durante el verano del 2008 con el programa Vacaciones en Paz, y sobre su regreso al Sáhara. La colocación de las instantáneas está ideada para que el espectador viaje junto a los pequeños desde su estancia en Sanxenxo y sus momentos de ocio, hasta la vuelta a la dureza del desierto.

Las primeras imágenes muestran a Salama y Jadidja disfrutando de las pequeñas cosas que para cualquiera de la zona pasarían desapercibidas, como pueden ser mirarse al espejo o tomarse un vaso de leche caliente en una mesa que no se tambalea.

Los momentos de ocio son los que cobran importancia en la siguiente parte de la exposición. Jadidja es captada en un día de playa en el que disfrutó del agua y del sol de una manera muy diferente a la que está acostumbrada en el desierto, mientras Salama gozó de un paseo en bicicleta por un camino lleno de árboles, algo que para él es totalmente inusual.

Aspectos culturales

También hay espacio para los momentos en los que tanto los padres de acogida como los pequeños comparten sus diferencias culturales. En una de las imágenes, Salama es retratado junto a su hermano y su padre de acogida tocando la pandereta y cantando los tres juntos.

Para la parte final de la muestra queda el regreso a casa de los niños. En las últimas estampas, Jadidja es recibida por su familia entre besos y abrazos. A continuación, se muestra el día a día del pueblo saharaui. El hambre se calma con dátiles mojados en leche, se contempla el cielo durante las noches de calor, y se disfruta de las cosas más insignificantes. También hay lugar para las tradiciones de los habitantes del desierto: Horria, la madre de Jadidja, cocina mientras otros mayores toman el té.

La exposición acerca al visitante a un viaje que muchos conocen de oídas, pero que no han visto de cerca.