«Nieves» ofrece un viaje en el tiempo

Laura López RIBEIRA/LA VOZ.

BARBANZA

El velero legendario surcará la ría también desde Escarabote. Fue construido en 1918 en Outes como barco de carga. Ahora cuenta su historia en rutas turísticas

08 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Hacer turismo es otra forma de aprender historia, pero mucho más amena que estudiarla a través de un libro. La historia que enseña Nieves empapa el espíritu y el corazón de quien la escucha. Nieves es el pailebote más antiguo fabricado en España y que sigue funcionando en la actualidad. Es más, es cien por cien gallego. Tiene ya 92 años, pues fue construido en Outes en 1918 y, tras ser embarcación de carga, yate o barco pirata, la empresa Acquavisión Galicia lo compró en el 2005 para restaurarlo, recuperar su historia y organizar rutas turísticas.

El domingo se inauguró un nuevo trayecto, que unirá Escarabote con Sálvora y se suma a la ya existente desde A Pobra. En él participaron representantes de casas de turismo rural del municipio, las APA de los colegios, técnicos de turismo de la zona, el alcalde de Boiro, Xosé Deira; la concejala de Turismo, Francisca Suárez, y el edil de Medio Rural, Xoán León. Además del placer de conocer el barco, el viaje incluye una visita guiada a Sálvora para descubrir los encantos de la isla, con la aldea, el faro, la flora, la fauna y los capítulos más atractivos de su historia.

Yate y discoteca

A bordo del Nieves parece que el reloj se detiene y que transporta al visitante en un viaje en el tiempo. El biólogo Sergio Permuy se encargó de hacer una introducción sobre el barco, y el capitán, Arturo Otero, profundizó en los detalles más curiosos de este pailebote. Otero habla con cariño de Nieves y cuenta su historia con emoción contenida. No es para menos. Este velero, ahora motorizado, tuvo una existencia de lo más agitada. Primero trabajó como barco de carga, transportando madera de pino al Cantábrico -de donde traía carbón a Galicia- y al Mediterráneo -de donde traía sal. De hecho, entre algunas maderas todavía quedan restos de sal de aquellos viajes, cristales que tienen ya noventa años y que siguen ahí, testigos silenciosos del paso del tiempo.

En 1974 lo compró el último alcalde franquista de Madrid y lo convirtió en un yate: «Cambioulle a personalidade», relata apenado Otero. En 1986 pasó a manos de un empresario inglés para ofertar rutas por las islas Canarias: «Transformouno nun barco-discoteca imitando aos piratas, pintado de granate e con farois», continúa el capitán. Acquavisión lo recuperó en el 2005 y lo salvó del desguace.

Tras ser restaurado -una actuación aún sin acabar- ahora se dedica a hacer rutas turísticas y didácticas y a albergar exposiciones. La cubierta es de madera de teca, y en el interior hay un bar, también en madera, y una estancia para las pernoctaciones, con capacidad para 25 personas. Ahora sí que puede mostrar todo el encanto de antaño.