Agua a raudales y una sonora traca pusieron fin a las Festas do Carme de Porto do Son

V.?L.?D.

PORTO DO SON

13 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Tras cinco días de fiesta por todo lo alto, en las que la procesión marítima y la romería del Loreto jugaron un destacado papel, las Festas do Carme de Porto do Son llegaron ayer a su fin. Y no lo hicieron de cualquier manera, sino como manda la tradición: rodeados de música, bañados en miles de litros de agua y con una sonora traca como punto final.

Así, pasada la medianoche, y una vez finalizados los fuegos artificiales que llenaron de luz y color la bahía sonense, los más jóvenes comenzaron con su ritual festivo, que no consistió en otra cosa que en recorrer las calles del municipio detrás de la charanga y pidiendo a los vecinos que les echen agua. La fiesta comenzó en la plaza de España, alrededor de las doce y media de la noche, entonando el grito de guerra; «¡alcohol, alcohol..!». Así, el centenar de jóvenes allí congregados y vestidos para la ocasión -camisetas y pantalones cortos ellas, y bañadores y camiseta ellos- salieron acompañados de la charanga hacia la calle Galicia para pedir que les echaran el líquido elemento desde los balcones. Al grito de «agua, agua» los jóvenes animaban a los residentes a abrir el grifo y verter sobre ellos el líquido. Cabe destacar que las personas que salían a las ventanas usaron todo tipo de recipientes para mojar a los chavales, desde cubos hasta tinajas pasando por mangueras. Tampoco faltó quien bañara a los allí presentes en champán, así como «en auga que debía estar do frigorífico», tal y como apuntó la boirense Tamara Torrado, a juzgar por lo fría que estaba el agua arrojada desde una de las viviendas.

Remando

El momento más llamativo de la noche se vivió en la zona de Camiño Novo, justo delante de la casa de la familia del regidor sonense, Manuel Tomé. Al llegar allí, los enfervorecidos jóvenes empezaron a gritarle a Tomé para que les echara agua con una manguera. «Alcalde, nos seas rata, que el agua está barata», coreaban al unísono hasta que el regidor les hizo caso.

Así, y tras vaciar una motobomba de 3.500 litros y sentarse en el suelo para hacer que remaban, los allí presentes se dispusieron a encender la traca, que corrió calle abajo y marcó el punto y final de las Festas do Carme.