La misteriosa desaparición de «Naila»

BARBANZA

Guardia Civil y policía aseguran que ayudaron a tramitar el traslado de un elefante que murió en el circo Roma, que está de paso por Boiro. Los dueños lo niegan al 100%

29 jul 2009 . Actualizado a las 11:37 h.

Cuando las caravanas del circo Roma desembarcaron en Praia Xardín, en Boiro, un enorme elefante de cuatro toneladas, de nombre Naila, acompañaba a los tigres, leones, panteras y dromedarios que participan en el espectáculo. Sin embargo, han pasado unos días y la dromedaria Sara o el tigre Quin, por citar a algunos de los bichos de la familia circense, se han quedado sin su gigantesca amiga Naila. De hecho, ayer a media tarde, todos ellos tomaban el sol en Praia Xardín mientras que del elefante no había ni rastro por ninguna parte. ¿Qué pasó con el plateado animal de orejas grandes? La versión que dan las fuerzas del orden o los efectivos del Grumir dista bastante de la idílica historia que cuentan sus propietarios.

Según fuentes policiales y de la Guardia Civil, lo que ocurrió fue que, el viernes a media tarde, Naila falleció. De hecho, cuentan que tuvieron que ayudar a tramitar su traslado, y que, finalmente, el animal acabó camino de Cerceda, en la planta donde se gestionan los residuos de animales muertos. Y unos y otros tienen grabada en la retina las enormes proporciones del cuerpo sin vida de Naila.

Las funciones

Eso sí, desde la policía y la Guardia Civil no llegan a asegurar que la muerte del elefante esté detrás del hecho de que se hayan suspendido las funciones del circo que, por cierto, se retoman este mismo jueves a las 21.00 horas. Igualmente, aunque tirando de prudencia, las fuerzas del orden boirenses dan a entender que desde el circo no querían que se hiciese público el fallecimiento del mamífero.

Aún así, y como el circo suspendió las funciones previstas, la noticia de que el elefante había dado su último suspiro en Praia Xardín lleva días corriendo como la pólvora en Boiro. Ayer, la conversación sobre el adiós del animal se oía en el mercado, en la calle o en la playa. E incluso se especulaba con que el proboscidio llevaba días enfermo y tomando antibióticos.

Sin embargo, si quien habla son los dueños del espectáculo Roma, la historia es muy distinta; mucho más bonita. Ellos confirman que, efectivamente, el elefante abandonó el viernes el circo. Pero niegan tajantemente que lo hiciesen con los pies por delante. De hecho, hablan de que iba vivo, coleando y camino Palma de Mallorca. ¿Por qué se lo llevaron? «Nos pagaban más por un espectáculo allí. No se encuentran elefantes tan fácilmente, y Naila es un animal muy preciado», dice José María, el representante del circo.

Alfalfa

José María insiste en la buena salud de un animal que, según dice, peina los 66 años, come cuatro o cinco alpacas de alfalfa todos los días y llega a las cuatro toneladas de peso. El hombre ni siquiera duda cuando se le pregunta qué motivo les llevó entonces a suspender las funciones anunciadas: «No tuvo nada que ver el elefante, lo que nos pasó es que la carpa todavía no estaba preparada».

Luego, mientras se pasea entre dromedarios, tigres y leones presenta al que, según dice, es el más joven domador de Europa, ya que solo tiene quince años. Se llama Riccardo Dola. «Ves, él es el que doma a Naila, con solo quince años de edad», comenta el representante. Y, antes de terminar, alude a que no le gusta que se exageren las cosas: «Alguien le abrió una puerta a nuestros dromedarios en Vilagarcía, salieron para afuera unos minutos y se dijo que recorrieran un kilómetro. Eso es falso, y lo del elefante también», sentencia.

Sus palabras chocan con lo que ayer era ley ya en Boiro. Y, sin duda, le aportan a la historia del animal un final mucho más feliz. Tantos son las palabras que le dedica al elefante; tantas las historias que cuenta de un mamífero que, al parecer, ya nació con la familia Dola -propietaria del espectáculo- que, aunque la versión policial impone, uno casi se imagina a Naila arrancando palmas en la isla, con aquel Pérez de la canción al que tanto le gustaba Mallorca.