Un rostro que atrajo multitudes

J. M. Sande

BARBANZA

La roca de Esteiro en la que en 1993 cientos de personas vieron desde la imagen del Che hasta la figura de Jesucristo puede ser demolida para dar paso a un área de ocio

30 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Han transcurrido quince años desde aquella noche del 21 de agosto en la que dos chicas vieron, en la playa de O Artón de la localidad esteirana, que un rostro las observaba desde una zona rocosa próxima, pero los vecinos que vivieron aquella experiencia todavía la recuerdan con absoluta claridad. Durante mes y medio, cientos de personas, muchas llegadas desde Portugal en autobús, acudieron en peregrinación al lugar para contemplar la enigmática figura, que fue bautizada como O Cristo do Petón.

La historia trascendió fronteras y convirtió a Esteiro en un lugar famoso. De aquellas procesiones humanas solo queda el pedrusco, en la que ya no es posible contemplar la imagen porque un vecino la eliminó picando la roca, y dentro de poco puede que solo perviva en el recuerdo de quienes asistieron a los hechos. El Ayuntamiento pretende demoler la piedra y hacer en el lugar un área de ocio. De hecho ya ha hablado con los propietarios de los terrenos para llegar a un acuerdo. Una mujer que vive en una casa situada a unos 200 metros, Manuela Romero Rodríguez, tiene un auténtico dilema: «O da zona de esparexemento paréceme ben, pero tamén me gustaría que se conservase a roca».

La historia comenzó cuando las dos muchachas contaron lo que habían contemplado y varios jóvenes se acercaron al lugar para comprobar con sus propios ojos que, efectivamente, en la roca se dibujaba el rostro de un hombre con barba. Al día siguiente, numerosos vecinos fueron a la zona y nació la leyenda.

Caras distintas

Unos veían la imagen del Che Guevara, otros a Jesucristo y no faltó quien creyó distinguir la cara de algún afamado roquero. Los esteiranos encontraron un filón inagotable y los más meticulosos aseguraban que, mirando la piedra desde cierta distancia se percibía un cuerpo entero.

Sobre el O Cristo de O Petón existen multitud de anécdotas que los lugareños recuerdan con nostalgia. Quienes estaban convencidos de que el rostro era el del mismísimo Jesucristo divulgaron el acontecimiento y comenzaron a llegar cientos de devotos que se reunían, principalmente durante la noche para rezar. Sobre un pequeño muro que había delante del pedrusco, y que ya no se conserva, colocaban las velas. Incluso llegó a realizarse un montaje fotográfico que se vendía a los fieles.

En el pueblo, casi todos estaban satisfechos con la aparición. Un hostelero recordaba: «Levo vinte anos neste oficio, pero nunca tiven unha época tan produtiva como aquela. Había xente toda a noite. Aquilo foi unha lotería para nós e tivemos que incrementar o servizo porque tiñamos clientela para comer e beber».

Ligues

Incluso hubo muchas anécdotas de ligues. Un hombre que prefiere mantenerse en el anonimato recuerda: «Eu apreciaba claramente a imaxe, pero unha muller moi guapa de Ribeira dicía que non vía nada. Tiven que levantala e entre roce e roce case chego a ter un grave problema na casa».

El presidente del club de remo, José Manuel Saborido, explica otra anécdota: «Nos víamos a cara dende o lugar de adestramento e lembro un día que había unha regata e díxenlles aos remeiros de A Pobra que os estaba mirando o santo. Ríronse de min, pero ao indicarlles cara onde tiñan que mirar algún deles chegou a santiguarse».

Manuela Romero retrocede en el tiempo y recuerda cuando salía a la ventana y veía todo aquel tumulto junto a la roca: «Eu pensaba que aquilo ía dar máis riqueza ao pobo que a conserveira».

Sin embargo, todo acabó a principios de octubre, cuando, al parecer, un hombre que residía en una casa muy cercana a la roca, cansado de que hubiera gente merodeando de forma continua por el lugar, picó la piedra en la que se reflejaba la silueta. No quedó ni rastro de la imagen y aunque al principio todavía continuaba acudiendo la gente, poco a poco dejó de hacerlo porque el atractivo se había perdido y ya no había motivos para acercarse al pedrusco.

El cura

Tampoco el clero estaba muy satisfecho con lo que venía sucediendo. De hecho, el párroco de la localidad negó la existencia de una presencia divina en la roca y llegó a decir en una homilía: «El Señor puede manifestarse en cualquier lugar y de la forma menos pensada, aunque al parecer nunca llegó a pensar en la aparición por desconfiar de que se tratase de algo divino».

Mucha gente le había atribuido milagros a O Cristo do Petón. Algunos residentes afirmaban que mientras estuvo el santo no se produjeron accidentes graves en las carrilanas de Esteiro. Incluso hubo quien afirmó que el causante de la desaparición del rostro nunca llegó a vivir bien después de aquello, atribuyendo a su acción las diversas enfermedades que padeció y su posterior fallecimiento.

El lugar en el que se encuentra la mítica roca está en la actualidad parcialmente abandonado. Hay mucha maleza y se nota que nadie se preocupa por mantenerlo más o menos cuidado. Eso no ocurría en pleno apogeo de la imagen de O Cristo do Petón. En aquel momento, puede que también por el hecho de que acabara de construirse el paseo de Esteiro, la zona ofrecía un aspecto muy cuidado.

Proyecto

Si se materializa el proyecto del Ayuntamiento de Muros de demoler la piedra para hacer un área de esparcimiento desaparecerá cualquier evidencia tangible de un hecho que conmocionó la vida de los vecinos de la parroquia muradana de Esteiro en 1993.

Los residentes se debaten entre sentimientos contradictorios, quieren el área de ocio, pero sienten nostalgia de que desaparezca la roca.