La tala masiva de pinos por parte de los comuneros de Santa Cruz cambia el paisaje de A Curota

BARBANZA

08 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

«Esta no es mi Curota, que me la han cambiado». Aunque la frase suena a broma, ayer la pronunciaba con bastante tristeza un ganadero que tiene reses mostrencas en el emblemático monte barbanzano. Y sus palabras no distan mucho de las que estos días salían por boca de algunos recolectores de setas, ciclistas o visitantes que frecuentan la sierra. Porque, en los últimos tiempos, el paisaje del monte ha pegado un cambio radical. La culpa la tiene una corta masiva de árboles, que abarca decenas de hectáreas de terreno, y que deja enormes explanadas de tierra y piedras donde antes había pinares descomunales.

¿Qué ha pasado? La comunidad de montes de Santa Cruz de Lesón -que tiene más de 300 hectáreas en propiedad- decidió talar prácticamente todos los ejemplares que tenía y, como estos estaban ubicados en una zona bastante transitada, a orillas de la carretera, el panorama que queda ahora solo puede calificarse de desolador. El presidente de los citados comuneros, José Carlos Sieira, que reconoce que a él también le da pena «ver o monte así pelado», dice que todo tiene un porqué.

Tenían casi 60 años

Para empezar, cuenta que los pinos fueron, en su mayoría, plantados en la época de los 50. Algunos incluso estaban a punto de llegar a la edad de la jubilación, por lo que no puede decirse que se tratase de ejemplares jóvenes. Además, la vida que tuvieron no fue fácil: sufrieron sucesivas quemas y muchos de ellos jamás llegaron a recuperarse del ataque de las llamas. Dadas estas circunstancias, los comuneros llevaban tiempo preocupados porque muchos se secaban y otros «tiñan mala pinta».

Sieira insiste en que, antes de ponerse a talar de forma masiva, agotaron otras vías. De hecho, incluso cita un estudio que encargaron a la universidad. «Informámonos ben, pero dixéronnos que os exemplares estaban caducados e que o único que se podía facer era talalos», dice.

Especies autóctonas

Así, acabaron poniéndose manos a la obra. Y los resultados son ahora más que visibles. Aunque los propios comuneros reconocen que «vese todo moi feo», hacen una promesa. Dicen que ya acordaron que el dinero que saquen con la venta de los pinos van a invertirlo en repoblar el monte. Aunque dependerá de las características del terreno, intentarán que este cuente con el mayor número de especies autóctonas posibles.

Al ver el paisaje trastocado, son bastantes los que piensan qué lleva a la Administración a permitir semejante tala. Sin embargo, fuentes del distrito forestal explicaban ayer que, aunque en mano común, el monte donde se cortaron los árboles es privado. Además, se da la casualidad de que la comunidad de Santa Cruz no está conveniada con la Xunta para gestionar conjuntamente el territorio. Por lo tanto, lo que suceda con los pinos es decisión del colectivo.

Miembros de otra comunidades y ganaderos también indicaban ayer que lo mejor hubiese sido cortar poco a poco los pinos, incluso dejando meses o años de por medio, para que diese tiempo a repoblar y que el impacto visual de la tala no fuese de tanto calado.