La crisis en la que se encuentra inmerso el sector en los últimos años queda de manifiesto en el constante descenso del número de explotaciones que siguen funcionando. Por primera vez desde que se llevan a cabo las campañas oficiales de saneamiento, el número de establos existentes en los municipios de Barbanza, Muros y Noia ha bajado de los dos millares. En concreto, la Consellería de Política Agroalimentaria, hoy Medio Rural, tenía censados a principios de año en Barbanza, Muros y Noia, 1.979 ganaderías, la mayoría de ellas en Mazaricos. En la zona se produce desde el 2001 un cierre de explotaciones que oscila entre el 8% y el 10% del total. Si en el año 2004 desaparecieron 160 granjas, esta cifra se ha incrementado en medio centenar este ejercicio. Los motivos de los abandonos son la jubilación de sus titulares y las dificultades que encuentran, los que se quedan, para adaptarse a un mercado cada día más competitivo. Las elevadas inversiones que se deben hacer y los bajos precios de la leche y la carne provocan que no haya relevo generacional.