Las vacaciones son para vendimiar

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso CAMBADOS / LA VOZ

AROUSA

m.a.

Cada vez son más las bodegas que ofertan visitas especiales durante esta época del año aunque, por ahora, la demanda de estos productos es relativamente escasa

23 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Son las once de la mañana y los vendimiadores que trabajan bajo el emparrado de Pazo Baión se convierten, sin previo aviso, en guías turísticos. Con paciencia y buen humor responden a las cuestiones que un grupo de turistas, de visita por la bodega, le hacen. «¿Y por qué son tan pequeñas estas uvas?», pregunta uno de ellos. Responden y les enseñan, incluso, a cortar el racimo. «Tiene que cortar por donde está la madera», explican. Y sus aportaciones hacen que los tradicionales recorridos turísticos por las bodegas ganen enteros. Porque pueden probar las uvas, aprender a recogerlas y ver en directo el proceso de elaboración del vino. En las bodegas de Rías Baixas son conscientes de ello y por eso cada vez son más las que ofrecen paquetes especiales. Sin embargo, la afluencia de visitantes aún no es elevada.

Hay muchas empresas de Rías Baixas que, durante la vendimia, no ofrecen visitas. Cierran sus puertas al turismo para poder trabajar en la recogida de la uva. Otras, en cambio, son conscientes de que su oferta turística cobra valor en este época. Y ofrecen paquetes especiales. Es el caso de Martín Códax. Su paquete, solo para grupos, incluye tres o cuatro horas en la viña, acompañados de técnicos que les explican el cultivo y les enseñan a vendimiar, y un pícnic entre viñedos. Posteriormente, se desplazan a la bodega para conocer el proceso de elaboración y termina su visita con una cata de cuatro de las elaboraciones de esta firma. También en Lagar de Besada ofrecen al turista la posibilidad de probar esta experiencia. «Siempre les ofertamos lo de ir a vendimiar. La semana pasada tuvimos a unos madrileños, que aguantaron una hora», añaden.

En otras bodegas, como Pazo Baión o Paco & Lola, adaptan los tradicionales recorridos por las instalaciones para pararse en el viñedo. Es el caso de la emblemática finca vilanovesa, los turistas «baixan ao viñedo e incluso se atreven a cortar algunha uva ou a probalas», explican. En esta finca reconocen que en esta época del año tienen demanda «sobre todo de grupos». En Paco & Lola, en cambio, notan el bajón tras el verano. «Agosto e principios de setembro foi unha loucura, pero estas semanas baixou moito», relatan. Aún así, tiene algunas reservas. También aquí adaptan el recorrido y este comienza en una finca cercana. «Levámolos á viña para que poidan coller unha tesoira e probar», relatan.

Poco a poco, la oferta va aumentando. Pero lo cierto es que la mayoría de estas bodegas reconocen que, por ahora, la demanda no es demasiado elevada. Quizás porque la gente desconoce muchos de estos productos. O quizás porque están pensados para un público más lejano, turistas de ciudad que aprecien esta oferta. Lo que es cierto es que los que visitan bodegas en esta época del año se van encantados con la experiencia. Qué se lo digan a los cuarenta madrileños que ayer pasaron la mañana haciendo preguntas entre los viñedos del Pazo Baión.