El medio millón se queda en casa

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Un marinero jubilado de O Grove reparte en familia una serie del 02184

23 dic 2011 . Actualizado a las 13:16 h.

Si uno pudiese decidir a quién le debe tocar la lotería -además de al que viste y calza, ojo- probablemente elegiría a una familia como la de los Meis. Trabajadores, discretos, con razonables dificultades, ni ahogan ni dan respiro, para capear el temporal económico. Para ellos fue la serie 166 íntegra del 02184, el tercer premio del sorteo de Navidad. Suyos fueron los únicos billetes que llegaron con estos dígitos a la administración Moreno, de O Grove. Se vendieron en agosto, factor que en tierras mecas suele equivaler a que la suerte vuele junto a los turistas en su retorno al hogar tras el veraneo arousano. Manuel Rodríguez gestiona el despacho que su padre inauguró hace treinta años. El lotero se lo temía: «Por aquí no ha venido nadie, lo normal es que se haya ido fuera».

El dinero, efectivamente, pudo acabar en cualquier parte entre el cabo de Gata e Irún. Sin embargo, apenas se alejó un par de kilómetros. Hasta el hogar familiar de los Meis, en Meloxo. El padre, un mariñeiro jubilado que en su día se buscó los cuartos en la emigración, vio el número y adquirió los diez décimos para distribuirlos minuciosamente entre los suyos. El veraneante tendrá que esperar. Tal vez porque «a la gente no le acaban de gustar los números que comienzan por cero, como no les gusta el pulpo sin pimentón», aprecia Manuel.

Proa al norte, la administración del centro comercial Arousa, en Vilagarcía, ostenta un curioso nombre: no hay quinto malo. Algo de verdad debe de haber en ello cuando colocó una serie de un quinto premio, el 03643: 60.000 euros a razón de 6.000 por décimo. María Eugenia Breijo, su responsable, estaba muy contenta, aunque los agraciados se limitaron a telefonear sin dejarse caer por allí para descorchar alguna botella. Las cosas tampoco se fueron de madre en Casa Samuel, mítico bar de carretera en Meis que suma 60 inviernos, tres generaciones tras la barra y un buen lote de premios a sus espaldas. «Expedímolo coa máquina, e sabemos que foi algún décimo, poucos, do 03643, pero non podemos saber cantos», explica Alfonso Blanco, nieto del fundador del local. Alegría difusa, pues, en Arousa. La suerte, que aquí acostumbra a brillar desde las tabernas, ayer se quedó en casa.