Un lustro de ingenios culinarios

Roi Palmás roi.palmas@lavoz.es

AROUSA

12 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

En 2005 se empezaba a escribir sobre el mantel de su restaurante, la historia que hoy en día ha desembocado en un estatus y reconocimiento digno de muy pocos chefs en Galicia. Yayo Daporta posee una estrella Michelín, un equipo de trabajo que le hace merecedor de los piropos de amigos y visitantes, y una carta digna de su estirpe. Ayer presentó en sociedad su Gran menú 5º aniversario. Un total de 15 elementos servidos en 12 emplates para que la experiencia de sentarse a la mesa de su restaurante cambadés sea plena y multisensorial. Se recomienda ir con tiempo para disfrutar de la riqueza de sus platos y no dejar atrás ni un solo detalle. Los que hayan conocido las magnificiencias de sus fogones durante los últimos años saborearán de nuevo aquellos éxitos que vuelven a la actualidad vestidos de gala. Yayo confiesa que su cocina está «íntimamente conectada con Cambados» y presume de que «el 90% de los ingredientes empleados son producidos y elaborados en un área de 10 kilómetros a la redonda».

A partir de mayo, y en principio hasta final de año, cualquier amante de la buena cocina puede adentrarse en esta experiencia de repasar los mejores platos de su historia. Los privilegiados que ya los hemos degustado comenzamos a entender los por qués de su personalidad. El recorrido culinario comenzó con un cóctel de albariño en dos temperaturas granizado y espuma caliente. Hubo brindis y comenzó el carrusel. Por hacer memoria, resaltaremos la tarrina de foie-gras con queso de Arzúa y calabaza caramelizada. A partir de ahí, hubo un trío de berberechos (con pil pil de alga Codium, con mousee de coliflor, vinagreta de café y aceite de albahaca y con crema montada de patata y allada) y un trío de ostras que fueron presentadas sobre royal caramelizada de coliflor y maracuyá, con espuma de hierba de limón y chuchamel y en ceviche (lima, cebolla, cilantro y jengibre). A estas alturas de menú habíamos degustado la flor y nata de la despensa natural cambadesa, pero restaban todavía sorpresas igual de atrayentes. El carpaccio de vieira con migas de pan crujiente y aliño a base de ajo y pimentón se repartió los elogios con los mejillones en tempura sobre crujiente de arroz y algas y con las láminas de pulpo prensado y rellenas de su arroz cremoso. Restaban dos trucos más del chef para enamorar a los comensales: merluza al vapor de albariño, gelatina de moluscos, berberechos y tallarines y por último, canelón relleno de pollo de corral en pepitoria sobre mousse de foie-gras, setas y trufa. Los postres, al igual que el resto del menú, simplemente diremos que debería de ser obligatorio probarlos.

Como anillo al dedo le cayeron los dos Martín Códax presentados. En primer lugar se abrió el apetito con la variedad Lías, que se diferencia del resto de caldos por su cuidada elaboración, sobre lías de 12 meses, y con el batonage semanal durante los dos primeros meses. Tras el éxito, le llegó el turno al Martín Códax Gallaecia 2007 vendimia serodia, que estrena presentación. Una añada especial, madurada hasta los primeros días de noviembre para darle un toque de distinción que logra en nariz toques de cítricos y miel pero que triunfa en boca por su carácter más seco. Maridaje perfecto de ambas especialidades para un menú digno de los más exigentes.