La música es más que una forma de vida en casa de los Xesteira Serrano. Xaquín, el padre, ha logrado transmitir a sus hijos la pasión que siente por su profesión
07 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Xaquín Xesteira Losada es ya sinónimo de gaiteiro. Este cambadés ha logrado hacer de la música tradicional gallega su profesión y también su pasión. Pero es que cuando uno conoce su historia no se extraña ni de que en su agenda no haya ni un solo hueco, ni de que sus dos pequeños hijos sean ya unos verdaderos artistas de la percusión. Sorprende el aplomo y la seguridad con la que tanto Anxo, como Roi -de 10 y 9 años respectivamente- se suben a un escenario. Pero es que en casa de los Xesteira Serrano el solfeo es una cuestión de familia.
Fue la familia de la madre de Xaquín la que se encargó de traer la música a casa. Su abuelo, Ángel Losada, fue uno de los fundadores de la mítica orquesta cambadesa Crazy Crae. Y cuatro de los siete hijos que tuvo hicieron de la música su profesión. Ángel fue profesor en el conservatorio de Ourense, Moncho tocó en la orquesta y en la banda de Castrelo y Josefa, la madre de Xaquín, es la responsable de los conocimientos de solfeo de varias generaciones de cambadeses.
En este ambiente no es de extrañar que con solo cuatro años Xaquín realizara su primera actuación musical. Aunque no fue al piano, como le hubiera gustado a su madre. Desde pequeño, su gran pasión fue la música tradicional gallega, donde empezó como percusionista. «A miña nai gustáballe que fora pianista pero eu salín a meu pai, que non era músico pero lle gustaba moito a festa», afirma.
Resumir su carrera musical es casi tarea imposible, pues durante toda su vida estuvo en una decena de asociaciones distintas. Aprender los secretos de este tipo de música no fue sencillo, pues no había formación reglada. Empezó en la Sociedad Cultural de Cambados, donde tocaba el tambor en el grupo en el que bailaban algunas de sus hermanas. Hubo una época en que los cinco hermanos Xesteira Losada participaron en grupos de música tradicional. Hasta que llegó al plantel xuvenil de Vilariño, donde se le dio por coger la gaita. «Estaba aburrido do tambor e levei un punteiro para a casa. Tocaba oito ou nove horas ao día. Repasaba os discos de Milladoiro e aprendín de memoria», recuerda. Recibió clases de Nando Casal, ex integrante de Milladoiro, y de Carlos Núñez y hoy en día es profesor en la escuela municipal de música tradicional de Vigo, además de integrante de Treixadura y Son de Seu.
La música forma también parte de la vida de su mujer, Esther Serrano. Empezó a los diez años a estudiar solfeo y a tocar el saxo. Posteriormente, formó parte de la banda de música de Vilanova, hasta que lo dejó por cuestiones de estudio. Pero hace poco esta agrupación resurgió en Ribadumia y Esther ha vuelto a recuperar su afición.
En este ambiente no es de extrañar que los más pequeños de la casa también toquen varios instrumentos. Escucharon los primeros conciertos de su padre «estando na barriga» y ahora ya tocan la gaita, la percusión y están en el conservatorio en clases de piano. «A música para eles é algo cotidiano», explica su padre. Asegura que ambos «teñen cualidades máis que suficientes» y por eso sus padres no dejan de animarlos. La familia incluso ensaya junta: los viernes con la banda de Castrelo, los sábados con la de Ribadumia. Incluso se les puede ver junta en los escenarios. ¿La última vez? En el concierto de Navidad de la banda de Castrelo. Eso sí que es pasión.