Los albores de la conserva en O Grove

AROUSA

La familia Areán puso hace un siglo los cimientos de una industria cuyo testigo recogió después Eugenio Escuredo. El Cipes destapa ahora este trozo de la historia local

16 dic 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La historia de la industria conservera en O Grove está ligada, fundamentalmente, a dos apellidos: Areán y Escuredo. Son las dos familias propietarias de la conservera que funcionó en Porto Meloxo desde finales del siglo XIX hasta los años setenta del siglo pasado.

Las fábricas ya cerraron hace décadas pero su historia sigue aún muy presente en la memoria de muchos grovenses. Pero las gentes se van y los recuerdos se pierden, de modo que el concejal de Cultura, Antón Mascato, ha iniciado su particular cruzada para mantener viva esta parte de la historia local. Gracias a la colaboración de los descendientes de aquellos pioneros empresarios, Ana María Areán y Margarita Escuredo, ha logrado reunir unos importantes fondos documentales y objetos que pertenecieron a estas fábricas.

Estos fondos serán ahora clasificados y ordenados y se espera que puedan estar a disposición del público a partir del mes de julio, cuando terminen las obras de ampliación que se están ejecutando en le Centro de Interpretación da Pesca e da Salga (Cipes), situado en Punta Moreiras.

El material obtenido es de muy diversa índole. Hay fotografías antiguas, folletos publicitarios, envases y etiquetas de las marcas comerciales Atlas y Yago , planos y otros documentos. Pero también hay herramientas de trabajo como unas tijeras de tronzar el pescado y hasta obras de arte como es el caso de un cuadro de motivos marineros atribuido a Carlos Areán.

Documentos y biografía

Este material es fundamental en la tarea de restaurar el proceso evolutivo de estas dos empresas y esta historia se hilvana con fotos, documentos y utensilios, pero también con la biografía de los protagonistas.

En el nuevo espacio expositivo del Cipes tendrá también cabida una referencia biográfica a los dos empresarios que impulsaron el sector de la conserva en O Grove: Carlos Areán Estévez y Eugenio Escuredo Lastra.

Carlos Areán (1896-1952) fue el segundo propietario de la fábrica de conservas de Porto Meloxo. Se hizo con el negocio de la mano de su padre, Carlos Areán Fernández, el precursor que decidió comprar las viejas naves que se usaban para hacer salazón y procesados de conserva. Aquella empresa la inició con los hermanos Paulino y Francisco Yáñez y así nació la sociedad Yáñez y Areán que comercializó el producto con la marca Atlas .

La sociedad se disolvió y ya en manos exclusivamente de la familia Areán pasó a la segunda generación. En 1921, el hijo del fundador consiguió ampliar la fábrica e hizo una redistribución del trabajo.

Peregrina Otero Rey, persona de confianza de la familia, fue quien asumió la organización del trabajo sobre el terreno, en contacto con las mujeres que limpiaban y preparaban el pescado, mientras que Carlos Areán Estévez se dedicaba a las tareas de administración y comercialización. Era una función que concordaba más con su perfil. De familia acomodada, tuvo oportunidad de estudiar en colegios franceses en los que se hizo aficionado al deporte y la música. Su actividad profesional pivotó entre los seguros, los negocios inmobiliarios y el comercio de combustibles y fundó Alianza Francesa en Vigo y fue directivo del Celta, además de colaborador de prensa y artista aficionado llegando a publicar artículos y dibujos bajo el seudónimo de Osanez.

En los años treinta, la empresa vive otro momento crucial. Areán decide separar la fábrica en dos partes y se las arrendó, respectivamente, a Eugenio Escuredo Lastra y a Manuel Piñeiro. Una década después, la familia Areán se desvinculó totalmente de la propiedad para acabar vendiéndosela en su totalidad a Eugenio Escuredo.

Así comienza la andadura de la marca Yago , fruto de la apuesta de un empresario que había tocado ya otros palos. Escuredo empezó como mozo de almacén y después fue agente comercial, lo cual le permitió viajar por toda Europa y América. En 1921 funda en Pontecesures la fábrica de productos de cerámica para la construcción y después pone en marcha Cerámica Artística Gallega. Después da el salto al negocio de las maderas nobles, en África, pero esta vez resultó un fiasco.

La llegada de Escuredo

Arruinado y de vuelta en Vigo, contacta con un empresario italiano que tenía un pequeño cocedero en O Grove, en la calle del Hospital, y acepta la propuesta de hacerse cargo de él; era el llamado «fabriquín do Marino». Allí se asocia con Francisco Lores y decide situar su horizonte profesional en el sector de la conserva. Así llega a hacerse con la fábrica de Areán, en la que diversificará la producción alimentaria más allá de los productos del mar; en O Grove se coció y envasó lacón con grelos, guisantes con huevos cocidos y se atrevió con los patés. Eran años de guerras en Europa lo cual favoreció el negocio.

La empresa aguantó el tirón hasta los setenta, pero ya no pudo más. En aquellos años cerró sus puertas para siempre. Hoy, sus ruinas en Porto Meloxo siguen como testigos de aquel pasado esplendoroso.