La nueva PO-531 cambiará 25 veces de sección en ocho kilómetros

A. Castroverde

AROUSA

27 ene 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Al igual que sucedió con la ampliación de los años 90, el nuevo diseño de la de la carretera PO-531 está siendo cuestionado en distintos círculos. A la quejas de los vecinos se ha unido esta semana un informe técnico que pone en cuestión la reforma. De llevarse a cabo, miles de conductores verán como la carretera cambia 25 veces de sección en un recorrido de ocho kilómetros. Tramos de cuatro, de tres y de dos carriles se irán sucediendo de forma salteada de Pontevedra a Curro.

Las diferentes secciones que se van a encontrar los conductores en la futura vía suponen una «merma» de las condiciones de seguridad vial, según un informe de los servicios técnicos de la Diputación todavía no aprobado y que fue conocido esta misma semana. «El conductor se va a encontrar con escenarios cambiantes con muy pocos nexos de continuidad», advierte el documento.

En la actualidad, unos 20.000 vehículos utilizan a diario la carretera Pontevedra-Curro. Es un flujo heterogéneo en el que se unen tráfico local y el que aportan Pontevedra, Vilagarcía y O Salnés a esta vía para evitar el peaje de la AP-9 (un euro).

Dos opciones

Los detractores de la reforma, que costará 26 millones y prevé tres o cuatro carriles en 7 de los 8,5 kilómetros entre O Vao y Barro, aseguran que la ampliación dejará de tener sentido una vez que se prolongue la A-57 (tramo de la circunvalación de Pontevedra) hasta el nudo de Curro que enlaza la AP-9 y la futura autovía de O Salnés.

Gran parte del tráfico circulará entonces por la A-57 que, además, empatará con la futura autovía Curro-Baión (acceso a Vilagarcía), aseguran quienes se oponen al nuevo diseño, entre ellos, el concejal de Infraestructuras, César Mosquera. Política Territorial, sin embargo, no opina lo mismo. Isabel Domínguez, delegada del departamento, aseguró que, cuando entre en servicio la A-57, habrá aún un intenso tráfico local en la PO-531 y hay que preparar esta vía para una importante circulación de paso residual que no utilizará ni la autovía A-57 ni la AP-9.

Técnicos de la Diputación creen, sin embargo, que las continuas variaciones de sección cuestionan el supuesto aumento de la capacidad para absorber tráfico de la carretera reformada. Según dicen en su informe, ese aumento de capacidad está «por definir».