Feroz final del Resurrection Fest

Goretti G.L. VIVEIRO/LA VOZ.

A MARIÑA

Setenta y dos horas de conciertos, treinta y cuatro grupos de rock duro y un apogeo brutal es el balance del festival hardcore de Viveiro, un referente nacional

01 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La quinta edición del Resurrection Fest ya es historia. El ambiente que se respiraba estos días en Viveiro era de delirio por la música. Los locales hosteleros de Cantarrana y Viveiro estaban repletos de clientes foráneos y apasionados por el hardcore. La comidilla de la ciudad viveirense continuaba siendo el estruendo de los conciertos durante la jornada del jueves y comienzo del viernes. No se sabía lo que estaba por venir.

Con más espectadores de los esperados en un primer momento, el Resurrection Fest abría sus puertas del viernes a las cinco y media de la tarde. La locura irrumpió en el recinto festivalero cuando el grupo Gallows resbalaba en el escenario a causa de una botella de agua, caía y rompía una de sus preciadas guitarras. Gallows se había adueñado de toda la expectación.

El ambiente era brutal. El remate de la jornada estuvo condicionado por los conciertos feroces de Sick Of It All y No Use For A Name. El jolgorio se prolongó hasta altas horas de la madrugada y superando la previsión, hasta las 7.00 horas.

Después del chute de adrenalina que el Resurrection Fest había dejado entre su público el viernes, las expectativas para la siguiente jornada conseguían ser mucho mejores. Ahora solo quedaba esperar otras siete horas más para volver a sentir el colosal aroma rítmico que este evento musical estaba transmitiendo a miles de roqueros.

Cuando parecía que las piernas ya no daban más de sí para brincar y el cansancio semejaba dejar huella, entraba en acto el grupo Catch 22 con su sonido punk y ska. Los movimientos de cabezas comenzaban a surgir entre la muchedumbre y los bailes en primera fila a convertirse en una danza hipnótica de miles de piernas. Empezaba la recta final del Resurrection Fest.

A las 21.50 horas la gente hacía turnos dentro de los establecimientos de comida y bebida. Era hora de otorgarle al cuerpo toda la energía gastada en estos tres días de rock duro.

La fiesta seguía por todo lo alto al cierre de esta edición. Heaven Shall Burn esperaba terminar su actuación a las 23.50 horas. Después estaba previsto que entrase en escena el grupo Down, uno de los mejor valorados en este tipo de música. El cierre iba a correr por cuenta de Lagwagon. Se esperaba que tocase hasta bien entrada la madrugada. Sería el broche de oro a la gran fiesta hardcore, ya plenamente consolidada como un referente en el panorama musical español. Atrás quedaban horas con una muchedumbre que llegó al límite extremo de su locura. Gritaban, danzaban y se dejaban llevar por el ritmo de la batería y las guitarras eléctricas.