El caldo de la centenaria Asunción está de «10»

A MARIÑA

La longeva vecina de Cordido, Foz, celebró ayer el siglo de vida en plenas facultades y con muchos regalos

25 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

La centenaria Asunción Galdo Río está de salud como un roble y de apariencia como una rosa. El fotógrafo se creyó que le tomaba el pelo cuando le preguntó por la casa de la centenaria y le respondió que era ella.

Lo único que le falla a Asunción es el oído, pero tiene a su hija Satelita para contestar a los periodistas que estos días la bombardean a llamadas para preguntarle por su vida y su excelente forma.

La centenaria se levanta sola, a eso de las nueve o las diez de la mañana, se ducha sola, baja a desayunar y, si las gallinas todavía no han comido, se acerca ella a atenderlas. Mondar las patatas es también cosa suya y, si falta su hija o está ocupada con otras cosas, prepara la comida o ayuda. El caldo de Asunción, de grelos o repollo, tiene fama entre los comensales de la casa y con los callos o la tortilla tampoco se queda atrás. La hija está pendiente de ella, pero reconoce que si ella no estuviera seguramente no tendría problema para apañárselas sola.

Asunción tiene otro hijo, Donaldo, así como siete nietos y ocho biznietos; uno de ellos la lleva de paseo hasta el pajar o la huerta cuando viene a visitarla, desde Vilalba. El marido, Manuel Álvarez, falleció hace cuatro años, a los 96. Se llevaban un mes de diferencia y tuvieron ocasión de celebrar los 75 años de casados en el Palacio de Cristal.

Ayer lo que se festejaba en la casa de Cordido eran los cien de Asunción, que recibió dos ramos de flores de sus nietos, un reloj de los ahijados, una Virgen del Carmen de su hijo, más obsequios del alcalde de Foz y de la concejala de Asuntos Sociais y los que estarán todavía por llegar.

La tarde fue ajetreada para las dos mujeres y seguramente que ayer se perdieron los capítulos de las telenovelas y los programas que siguen en las televisiones. Según Satelita, su madre suele mirar mucho la tele, pero como no oye bien pregunta a cada paso lo que hablan. Por la noche juegan las dos al tute. La centenaria no tiene ningún problema para llevar el control de las cartas o contar los tantos que ha ganado: «Da cabeciña está moi ben», afirma su hija, recordando que en Cordido ya hubo antaño otras tres centenarias: «Se conoce que é sitio de xente moi dura», nos comenta. Pues viendo cómo se encuentra Asunción, hay que admitir que tiene toda la razón.