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Cómo meter 268 señales en trece kilómetros de vía

Xoán Ramón Alvite Alvite
X. R. Alvite CORRESPONSAL | MAZARICOS

AGRICULTURA

ALVITE

Crónica | Circular entre Pereira y Pino de Val Hasta cinco indicadores nombran el lugar de Terroeira, una pequeña aldea compuesta por tres casas que lleva más de un decenio deshabitada

14 oct 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

Los conductores que viajen por la recién terminada carretera AC-400, en concreto por el tramo que discurre entre las localidades de Pereira y Pino de Val, serán a buen seguro de los mejor informados, circulatoriamente hablando, de Galicia. En los apenas 13 kilómetros que separan estas dos localidades de los municipios de Santa Comba y Mazaricos hay colocadas nada menos que 268 señales verticales. Tanta abundancia de indicadores no se debe ni a un elevado tránsito de vehículos ni a una excesiva peligrosidad de la vía, de hecho las señales de precaución o prohibición son minoría, sino más bien al empeño de la empresa adjudicataria de no dejar ni un solo cruce o núcleo, por pequeños que estos sean, sin rotular abundantemente. Se da la paradoja de que hay instalados, a ambos lados de la calzada, cinco rótulos que nombran el lugar de Terroeira, una aldea de tres casas que lleva más de un decenio deshabitada. Lo mismo sucede con la mayor parte de las poblaciones situadas en las inmediaciones, señaladas con tres indicadores de dirección, como mínimo. Cruces rurales El caso de los cruces todavía resulta más significativo. Muchas de las vías que desembocan en el nuevo trazado son caminos agrícolas, alguno de ellos en un pésimo estado de conservación, por lo que su uso se limita, en el mejor de los casos, a vehículos todoterreno. A pesar de ello, en sus salidas a la AC-400 han colocado, además de inmensas señales de stop más propias de una autovía, letreros de dirección que señalan distintas localidades. Es el caso de los lugares de Barbeira, Pesadoira, Vilaboa o Vioxo, a los que se puede acceder por carreteras secundarias perfectamente asfaltadas y a las que difícilmente se llega por el atajo propuesto. Más de un automovilista se ha llevado alguna que otra sorpresa desagradable en los pasados días de temporal siguiendo la ruta propuesta por los encargados de la señalización. Lo mismo sucede con otro cartel que indica cuatro localidades distintas: uno de los nombres está errado y a los otros dos resulta prácticamente imposible llegar al menos que uno conozca la zona al dedillo. Lo que no resulta fácil es perderse si uno se dirige a Santa Comba o a Muros, lugares de inicio y finalización de la nueva infraestructura. Hasta treinta letreros indican, en poco más de una docena de kilómetros, que nos encontramos en la AC-400, una de las carreteras más entretenidas si a uno le gusta ir leyendo mientras conduce.